Francisco De Luna
Xalapa, Ver.-Pareciera que los lavaderos de Xallitic
son un espejo que muestran el pasado, que ayudan a ver por lo menos cuatro
siglos atrás. Aquí el tiempo hizo una pausa, se trata de un instante capturado
del siglo XVI.
El sonar del agua en su recorrido hacia la casa con
pilares, techo de teja y en color rojo, paredes arqueadas guardan los aspectos
coloniales y gustos de los españoles que alguna vez se apoderaron de la zona.
La historia cuenta que en el lugar se asentó la
cultura totonaca procedente de lo que hoy es el municipio de Naolinco; fue aquí
donde localizaron un manantial del cual durante varios años hicieron uso.
Posterior a la llegada de los españoles se construyó
esta obra donde actualmente existen 27 lavaderos, mismos que continúan en uso
por algunos habitantes de la ciudad de Xalapa, pues se trata de un sitio
histórico que no se desgasta con los años.
Diversas historias se cuentan sobre Xallitic, así
como leyendas que atemorizan a los vecinos, pareciera que en estos lavaderos
nada es serio, lo cierto es que se trata de un lugar donde la realidad se
conjuga incluso con el misticismo.
Las aguas caen en los lavaderos, algunos vecinos
acarrean el líquido o lavan la ropa, también lo utilizan como área de
recreación familiar pues los jueves grupos locales amenizan el ambiente.
Ahí se baila, se zapatea a modo de sacudir el
cansancio; desde arriba en el puente de gran altura los paseantes miran hacia
abajo, ven y escuchan cada uno de los ritmos que resuenan en las bocinas.
Es el barrio, es lo histórico, es la gente, se trata
del lugar perfecto para la convivencia donde el xalapeño muestra su gusto, aquí
nada se esconde, pareciera está
prohibido tener pena cuenta don Luis Hernández un señor de 65 años, quien
limpia y custodia los lavaderos.
Los elementos que integran el panorama son dos
fuentes con caída de agua que “escalonea” desde el “árbol de carbón”, un enorme
puente con cuatro bases arqueadas, un nicho que muestra una cruz y la Virgen de
Guadalupe.
Se trata de un lugar sagrado, un sitio con historia,
su significado “En el vientre de la arena”, aquí se concentran también todas
las emociones de los habitantes de la región, pues en este barrio se enamoran,
se besan, rompen relaciones o simplemente sus vivencias también se quedan
pausadas en el tiempo.
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