Playa de Santander

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Playa de Santander en Alto Lucero

miércoles, 16 de marzo de 2011

La Cultura de los Tres Corazones (Tajin Vive)

Por Francisco De Luna
 
Poza Rica, Ver.-Con rituales ancestrales, como el "Juego de Pelota", la "Danza de los Voladores de Papantla" y la resonancia de los "ecos del pasado" que cuentan la historia de la ciudad prehispánica, inician los festejos de "Cumbre Tajín".

Las pirámides iluminadas en colores rojos, azules, verdes y amarillos dan por bienvenida a los paseantes que son acompañados por el sonido del tambor, la flauta y el viento fresco, mientras que la zona arqueológica está bajo la luz de la luna.

En la entrada un grupo de médicos tradicionales, con hierbas, aguardiente y humo que sale del incensario hacen la limpia para purificar al ser que tendrá contacto con los dioses de "El Tajín".

En un recorrido de 30 minutos, el misticismo y las leyendas recobran vida en cada una de las pirámides. El olor a vainilla se esparce entre los pasillos donde alguna vez los antepasados veneraron deidades milenarias.

"Tajín Vive", nombre del evento de luz y sonido engalanado por grupos de danzantes que zapatean entre el resplendor de los colores del "Totonacapan". Diversos grupos de artistas totonacos están presentes, vestidos con trajes regionales, algunos descalzos o con huaraches, dicen frases en tutunaku' (Tres Corazones), lengua indígena de la zona totonaca.

La historia de "El Tajín" y los cantos son elevados frente a los edificios monumentales donde las proyecciones de luz plasman el firmamento, las estrellas, fases lunares. "El Tajín, son las ruinas de una civilización olvidada, pero de una cultura viva. Éste es núcleo donde se erigieron juegos de pelotas, casas, santuarios y templos pintados de colores".

El pueblo totonaca supo amalgamarse en una cultura propia, fue durante siglos la ciudad más culta del Oriente Mesoamericano y hoy en día es "Patrimonio de la Humanidad", son algunos de los relatos que se escucharon amenizados por el trinar de las aves y el sonido que da efecto al latido de los "Tres Corazones".

En las pirámides, el recorrido nocturno traslada a épocas milenarias cuando el "Juego de Pelota" es representado por "espíritus" de hombres valientes que desafiaron la muerte. Las luces se apagan y el eco de tambores y voces totonacas envuelven a "El Tajín", la "Ciudad de los Truenos".

Para el espectáculo «Tajín Vive», se contrajó un seguro y fianza con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) por la cantidad de 25 millones de pesos para la protección de los basamentos piramidales y seguridad civil.

Ritual del palo volador

Contrariamente a lo que se piensa, la ceremonia de los voladores no inicia cuando éstos se arrojan al vacío. Hasta hace algunos años, el ritual comenzaba con la selección del palo volador por parte del caporalmáxima autoridad del grupo). Este se internaba en el monte en busca de un buen árbol; al ser localizado, se danzaba en torno, inclinando el cuerpo en forma de reverencia y en armonía con un son conocido como del perdón y se señalaba hacia los cuatro puntos cardinales con bocanadas de aguardiente. Antes de iniciar el derribe del árbol, se limpiaba el camino de la posible caída para evitar dañar la estructura; posteriormente se procedía al corte: cuando el palo se encontraba ya en el suelo se le quitaban las ramas y follaje hasta dejarlo pelón. El siguiente paso consistía en transportar el poste desde el monte hasta el centro de la población, empleando pequeños troncos a manera de rodillos, por donde se deslizaba y era jalado por los hombres. Quedaba prohibido pasar por encima del tronco o que mujer alguna lo tocara, ya que podría ser un augurio de mala suerte para los voladores.
Al llegar al lugar donde se incrustaría el mástil de madera, se tejía a su alrededor una escalera de liana o soga que permitiera llegar a la punta. Antes de parar el poste en el pozo, se realizaba un ritual consistente en la siembra colocación- de un gallo o siete pollitos vivos, los cuales eran rociados con aguardiente, además de tabaco y tamales, que en conjunto servían de ofrenda para que el poste no reclamara la vida de los danzantes.El palo volador se compone de: mástil, el cual se encuentra incrustado al suelo, en cuyo extremo superior soporta al tecomate (manzana o mortero), aparato giratorio y principal punto apoyo y equilibrio de los danzantes; cuadro o bastidor, en donde se apoyan los voladores que se lanzarán al vacío, sujetos únicamente por los calbes de lazo amarrado y enrollados a los trinquetes del mástil.Aunque originalmente la vestimenta de los voladores eran disfraces elaborados con plumas de aves, debido al proceso de mestizaje la indumentaria fue cambiando ante la influencia española. Hoy el traje empleado en el rito es usado por los indígenas totonacas encima de sus tradicionales prendas de manta blanca.Para la ceremonia, el volador se cubre la cabeza con un pañuelo amplio o paliacate, sobre el que se coloca un gorro cónico, en cuya cima se localiza un pequeño penacho multicolor en forma de abanico que simula el copete de un ave, además de simbolizar los rayos solares que parten de un pequeño espejo redondo que representa al astro.Unos largos listones de colores se deslizaban por la espalda del danzante, simulando el arcoiris que se forma después de la lluvia. El resto del tocado está adornado con flores de diversos tonos, símbolos de la fertilidad de la tierra.Sostenidos del hombro derecho en dirección diagonal, sobre pecho y espalda penden dos medios círculos de tela o terciopelo rojo que representan las alas de los pájaras; encima de ellos se encuentran figuras de flores, plantas y aves de distintos colores y tamaños, bordadas con lentejuela, que aluden a la primavera; de la parte inferior penden unos flecos dorados que reproducen los rayos del Sol.En la cintura del volador, por delante y por detrás, nuevamente se aprecian los dos semicírculos con motivos similares a los antes mencionados. El pantalón de tono rojomuestra, a la altura de las pantorrillas, adornos de chaquira y espiguilla; en la parte inferior se aprecian los flecos dorados, rematados por los botines de piel con tacón alto. El empleo del color rojo es considerado como representativo de la sangre de los danzantes muertos y la calidez del astro rey.En la Danza de los Voladores la música se encuentra a cargo del caporal, quien ejecuta con un tamborcillo y un flautín todas las melodías: el tamborcillo, elaborado de madera con dos vistas de cuero, se sujeta a la palma de la mano del carpoal por medio de un amarre a manera de pulsera; se golpea con una pequeña baqueta o vara de madera liviana que marca el ritmo. El flautín de carrizo con tres orificios complementa las notas del ritual. La sencillez de los instrumentos no constituye una limitación; al contrario, demuestra una gran creatividad y los conocimientos de armonía y acústica que posee el pueblo totonaca.



domingo, 13 de marzo de 2011

Voladores de Papantla


Unesco "Voladores Patrimonio Inmaterial de la Humanidad"
"Hombres Valientes que desafian la altura"

"Tajin Patrimonio Inmaterial"

Por Francisco De Luna

Poza Rica, Ver.- La ciudad prehispánica de "El Tajín" se envuelve entre humo, olor a incienso, flor de cempasúchil, licor, comida y veladoras para llevar a cabo el ritual "Litlán" y pedir "permiso" de continuar con vida en el transcurso del año; las ofrendas son en honor a las deidades indígenas que hacen latir a los «Tres Corazones» del Totonacapan.

Al ritmo de los sones, curanderos y rezanderos recorren desde la entrada de la zona arqueológica cada pirámide en donde dejan las ofrendas en agradecimiento a sus dioses ancestrales.
Tirzo Jiménez Vaquero, Curandero originario de Polutla, municipio de Papantla, cuenta  que los médicos tradicionales con sus rituales veneran a la ciudad prehispánica, le encieden velas y bailan frente a la pirámide de los "Nichos".

Con sus bailes rodean una mesa que está en el centro donde depositan los objetos que han de entregar al caer la noche, también sacrifican a un ave, se trata de un guajolote al cual entre varios le dan muerte.

Acompañados por las luces de sus velas, el ambiente se torna en colores tenues, el viento prolonga el olor a incienso y el humo se esparce entre los edificios iluminados en colores, rojo, azul y verde.

Algunos rezos se hacen en «Tutunakú» (Tres Corazones), para realizar el vínculo entre las deidades y el mundo terrenal. Vestidos todos con trajes regionales, niños, mujeres y ancianos, muestran en sus rostros el respeto a su cultura, ataviados de con flores avanzan entre los paredones de pirámides.

La música no deja de sonar en ningún momento, de la guitarra y el violín se escuchan las notas de los sones. La tarde color dorada cayó temprano y detrás de las pirámides el sol se va ocultando, el ritual continúa así durante varias horas.

«Litlán», empieza a las 17:30 horas y se alarga hasta las 06:00 de la mañana del otro día, porque deben comenzar a preparar el ave que fue sacrificado frente a las pirámides que remontan a la época prehispánica.


viernes, 4 de marzo de 2011

Continuan Investigaciones (INAH)

Por Francisco De Luna

Poza Rica, Ver.- Continuarán las investigaciones para localizar más piezas arqueológicas en «El Tajín» para la aportación de datos acerca de la época prehispánica en la zona.

De acuerdo con Eliseo Francisco Padilla Gutérrez, Director en la Zona de Monumentos Arqueológicos «El Tajín», se implementarán acciones para recuperar más frisos para «enriquecer» los conocimientos de la cultura totonaca.

Los trabajos de exploración se realizarán con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), las investigaciones tendrán efecto en próximos meses.

El titular de la zona arqueológica, expuso que la finalidad continuar con la localización de fragmentos de piezas prehispánicas y tener la posibilidad de completar el friso encontrado el 1 de enero 2011, en las orillas del arroyo que corre a un costado del centro ceremonial.

Dijo que ese fue el hallazgo más reciente y fue liberado por arqueólogos de «El Tajín» y fue trasladado a las bodegas del Museo de Sitio. La exploración se realizó con técnicas científicas para determinar las características del contexto donde yacía y conocer los procesos así como condiciones de su deposición.

Durante los estudios se harán excavaciones rigurosas para conocer un poco más del pasado de la zona arqueológica. Las investigaciones serán en el área residencial conocida como «Tajín Chico», área que habitaron los grupos dirigentes de la cultura totonaca.

Padilla Gutiérrez, argumentó que la pieza hallada a principios de año, formó parte original de la pirámide de los «Nichos», y se suma a los 12 frisos encontrados «y estos decoraban a la pirámide principal», reiteró.

La pieza localizada hace más de un mes la describen como un fragmento de tablero de 86 centímetros de largo por  61 de ancho y 15 de espesor, erosionado en algunas secciones, con la representación de un personaje antropomorfo, el rostro de perfil y el tronco visto de frente, porta un tocado rectangular que recuerda al personaje representado en el tablero 28 de la pirámide de los nichos, las facciones del rostro están erosionadas observándose solo una especie de anteojera y partes de la nariz.

Porta orejeras, un collar de secciones trapezoidales y pulseras, un faldellín reticulado similar al de personajes de otros bajorrelieves, ceñido por una faja doble en la cintura con una especie de nudo atado y flecos que caen al frente. Alrededor de uno de los brazos presenta un nudo  similar que sujeta unos flecos.

Será a partir de marzo cuando el fragmento se expuesto a los visitantes en el evento nombrado «La Pieza del Mes» y permanecerá durante el festival «Cumbre Tajín», para ser apreciado.

Encuentran Nuevos Vestigios en el Tajin

DESCUBREN EN EL TAJÍN, TABLERO CON PERSONAJE EN  BAJO RELIEVE

Dentro del lecho del arroyo que corre por la parte oeste del centro cívico ceremonial de la antigua urbe de Tajín, personal del INAH que trabaja en la   Zona de Monumentos Arqueológicos  El Tajín, detectó un fragmento de piedra arenisca labrada, que había sido expuesto por las precipitaciones pluviales de la reciente temporada de lluvias. Esto fue anunciado, por el Director de la ZMAET, Mtro. Eliseo Francisco Padilla Gutiérrez.

El Director de la ZMAET señala que este fragmento semi expuesto fue explorado y liberado en su totalidad por arqueólogos de la referida institución, para posteriormente ser trasladado a las bodegas del Museo de Sitio. La exploración se realizó con técnicas científicas para poder determinar las características del contexto donde yacía y conocer los procesos y condiciones de su deposición. Se realizó un registro minucioso del proceso de liberación, tomándose muestras de materiales culturales asociados y del suelo adyacente para su análisis en laboratorio.

El jefe de Protección Legal de la ZMAET, Arqlgo. David Andrade Olvera describe así la pieza :”Es un fragmento de tablero de 86 cm de largo por  61 de ancho y 15 cm de espesor, erosionado en algunas secciones, con la representación de un personaje antropomorfo con el rostro de perfil y el tronco visto de frente, el cual porta un tocado rectangular que recuerda el tocado del personaje representado en el tablero 28 de la pirámide de los nichos, las facciones del rostro están erosionadas observándose solo una especie de anteojera y partes de la nariz. Porta orejeras cuya forma es poco común en los bajorrelieves de El Tajín, con un collar de secciones trapezoidales y pulseras, un faldellín reticulado similar al de personajes de otros bajorrelieves, ceñido por una faja doble en la cintura con una especie de nudo atado con flecos que caen al frente. Alrededor de uno de los brazos presenta un nudo  similar  al anterior que sujeta unos flecos”.

“Por detrás de la cabeza se observa parte del cuerpo de una serpiente con las escamas esculpidas de forma realista. Del lado izquierdo del personaje se representan varias grecas o volutas propias del denominado estilo Tajín, resaltando las de la parte inferior porque en el medio incluyen círculos concéntricos que representan cuentas de jade. Una asociación similar entre volutas y cuentas se registra en el friso número 82 procedente de la plataforma del edificio 5. Frente al rostro y pendiendo de la cenefa que delimita la parte superior del tablero, pende un símbolo que no tienen paralelo en Tajín. Está formado por un disco del cual solo se observan ¾ de la parte inferior (la sección restante quedaría dentro de la cenefa), con tres cuantas en la parte interna y una especie de lengüeta que cuelga por debajo”.

“El personaje posee dos brazos izquierdos representados uno debajo del otro, sin que se observe de forma clara la representación del brazo derecho. Esta representación figurativa del cuerpo humano (que lo asocia con el mundo de lo sagrado) junto con la cenefa de la parte superior y la composición general, homólogas a otras piezas procedentes de la pirámide de los nichos, sugieren que este bajo relieve procede del basamento señalado Pirámide de los nichos o edificio 1”.

Actualmente está en proceso un estudio más detallado del simbolismo de la pieza y está previsto presentarla al público en el Museo de Sitio de la ZMAET, dentro de un nuevo programa llamado “La pieza del mes”, que comenzara en el mes de Marzo.