Playa de Santander

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Playa de Santander en Alto Lucero

martes, 25 de agosto de 2015

FIESTAS DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL EN ZOZOCOLCO,VERACRUZ

Durante los últimos días de septiembre San Miguel Arcángel es honrado en Zozocolco entre danzas ancestrales y una gran fiesta que tienes que vivir.
 
San Miguel ha sido objeto de devoción en diversas comunidades, sus atributos lo han convertido en uno de los arcángeles más venerados por la comunidades católicas, una de éstas es la de Zozocolco de Hidalgo, en el estado de Veracruz.

Sin duda la imagen de San Miguel Arcángel enaltece el templo del mismo nombre, en donde los franciscanos fincaron la fe católica y donde los totonacas la conjugaron con su espíritu prehispánico para crear un sincretismo lleno de misterio. Entre bailes y desfiles se recibe la víspera de la celebración, para con Las Mañanitas homenajear al santo patrón, al que los mayordomos gustosos le brindan la Primera Cera, como un sentimiento de la fe cristiana, bellamente adornada con flores y papeles de colores. El cerero le imprime su imaginación y entrega a cada cirio que simboliza la alegría y devoción desmedida hacia esta imagen.
Cuando comienza la fiesta, los adoradores nocturnos se preparan para vigilar a San Miguel Arcángel hasta la mañana del 29 de septiembre, cuando todo el pueblo sale de aquellas casas, vestigios de la tradición vainillera, para ser testigos una vez más del rito de los kgosnin, palabra totonaca que significa voladores, en la que el tambor y la flauta del caporal sobre el árbol de la fecundidad anuncia el vuelo de los muertos que dejan por un momento el paraíso para morar unos días en la tierra.



El santo que se quiso quedar

Un cronista del pueblo, conocedor de las leyendas e historias deZozocolco, nos contó un relato envuelve a este personaje: "Cuando llegaron los misioneros franciscanos a este lugar en el siglo XVII, construyeron la iglesia en la que un día apareció la imagen de San Miguel Arcángel, una joya artística forjada en oro y plata. Las comunidades vecinas la robaron y se la llevaron a la iglesia de Anayal, pero la imagen regresaba aquí, esta situación se dio varias veces, hasta que se convencieron que la imagen quería estar aquí en Zozocolco".

Entre bailes y desfiles se recibe la víspera de la celebración, para con Las Mañanitas homenajear al santo patrón, al que los mayordomos gustosos le brindan la Primera Cera, como un sentimiento de la fe cristiana, bellamente adornada con flores y papeles de colores. El cerero le imprime su imaginación y entrega a cada cirio que simboliza la alegría y devoción desmedida hacia esta imagen.

Cuando comienza la fiesta, los adoradores nocturnos se preparan para vigilar a San Miguel Arcángel hasta la mañana del 29 de septiembre, cuando todo el pueblo sale de aquellas casas, vestigios de la tradición vainillera, para ser testigos una vez más del rito de los kgosnin, palabra totonaca que significa voladores, en la que el tambor y la flauta del caporal sobre el árbol de la fecundidad anuncia el vuelo de los muertos que dejan por un momento el paraíso para morar unos días en la tierra.

Escenario de danzas

Es ahí cuando la magia y el colorido invaden a Zozocolco de Hidalgo, tierra de los cántaros de barro, en su acepción náhuatl. En el atrio sus ornamentadas torres son el escenario de las danzas de los santiagueros con su cascabeleo metálico, de los negritos con su rítmico zapateado, la cacería de los ixkuti, el resplandor de losquetzales, los san miguelitos y los mestizos. La identidad de este pueblo aparece en la plaza, ya sea en la artesanía de madera diseñada para las danzas o en la vestimenta totonaca con el quesquémetl finamente trabajados por las manos de los totonacas. La celebración continúa, se dan cita los toreadores, los tejoneros, la música de banda y la misa de la Segunda Cera. En la torna fiesta y días posteriores, el pueblo asiste a la ceremonia en la que los mayordomos ofrecen las ceras a San Miguel Arcángel, así hasta concluir la fiesta el 3 de octubre.

Un poco de Zozocolco

Situado a 70 kilómetros de Papantla. Pertenece a la región totonaca del estado de Veracruz. Al norte limita con Nautla, al este con el Golfo de México, al sur con Juchique de Ferrer y Alto Lucero y al oeste con Misantla. Su territorio está bañado por las aguas del río Tehuantepec y arroyos del río Tecolutla. Entre la fauna de la región es posible encontrar varios animales silvestres asi como cascadas y pozas con agua color esmeralda

Cómo llegar

De Papantla, toma la carretera federal 130 con dirección al poblado de El Chote; de ahí toma el camino pavimentado rumbo a Espinal, pasando encontrarás una desviación y toma la carretera que va aCoxquihui. A unos kilómetros está Zozocolco de Hidalgo. Es necesario que tomes precauciones, pues la mitad del camino es de terracería.

lunes, 17 de agosto de 2015

Pozas y cascadas; las entrañas de Zozocolco

Francisco De Luna


Zozocolco, Ver.-Su significado es lírico. Está inspirado en la artesanía y en uno de los principales elementos de la cultura indígena. Zozocolco: “Lugar de los cántaros del sol”. Y no es para más cuando este municipio totonaco, está rodeado de incontables pozas con aguas cristalinas, frías y profundas.

Aquí los nombres de las pozas van desde los comunes como “La Junta”, hasta aquellos que pueden causar un poco de temor y no querer nadar en “La poza del diablo”; aunque hay otros más románticos como “El callejón”.

Pero para los lugareños uno de los sitios más bellos es al que nombran como “El caliche”, un sitio rocoso, de paredes extrañas y rasposas que durante milenios han formado caprichosos pasadizos.



Se trata de una roca que mide más de diez metros, pero que a su vez une a los cerros por donde escurren las frescas aguas. Abajo se ha formado una especie de arco y túnel para dar paso al arroyo, aunque justo debajo de El caliche, una poza extensa, con profundidad y agua verde color esmeralda asombra a la vista, la cual no espera e invita a ser fotografiada.

Aquí es momento de guardar la cámara, quedarse quietos, sentir la frescura, escuchar el trinar de las aves, poner atención al suelo mojado, a las rocas resbalosas y admirar la hermosura en un espacio que de pronto no se sabe si es extenso, porque las imágenes son constantes y los ojos no se dan abasto.

Estás en un lugar de vegetación excesiva. Arriba se notan las raíces que cuelgan de algunos árboles longevos, esos que se aferran a la tierra como ahora a nuestros recuerdos. Ahí apenas unos rayos del sol pueden penetrar y tocar las aguas. Hay una claridad como queriéndose perder en el limbo de la oscuridad.

El túnel milenario

En El caliche pareciera que nada es serio, aunque la naturaleza no juega a engañar. En los paredones que están por quedar unidos y formar una caverna, sobresalen figuras proyectadas por la imaginación. Se puede observar un rostro cadavérico, algún felino, siluetas que asemejan alguna deidad prehispánica.

Lo cierto es que en el arroyo grandes extensiones de paredes formadas por piedras recorren entre bejucos, hierbas, manantiales y humedad, para terminar en pozas, cascadas y pequeñas caídas de agua.

Esta naturaleza está en la ranchería Tahuaxni, nombre en totonaco que significa “escarbado”, pues  de acuerdo a la historia de la localidad, una plaga de chapulines cubrió esas tierras y la única manera de acabar con ello, era enterrándolos.

Para llegar a El caliche, anticipamos que es necesario contar con un buen calzado, de preferencia botas, porque los caminos son casi intransitables, hay que abrirse paso entre la vegetación y sujetándose de troncos y raíces salientes o de lo contrario caerán al vacío.

Se trata de un túnel milenario. Para atravesarlo se requiere de mucha astucia y nada de miedo al agua porque la poza es demasiado profunda y unos cinco metros de largo pero oscuro en su trayecto.

 Los esfuerzos al recorrer este pequeño “paraíso” bien valen las caídas, resbalones, el temor  y adrenalina que se llega a sentir entre esas casi desoladas veredas, pues en el paso apenas se observan seis chozas metidas entre la vegetación.


Cada paso es asombroso, más aún en el arroyo donde a la vuelta hay cascadas, pozas profundas y otras no tanto para meter los pies, lavarse la cara o el pelo para saciar el cansancio rural.

Tan cristalinas están las aguas que se puede admirar a las acamayas, los peces y tortugas que se esconden entre las rocas. Y cuando los parroquianos acuden a pescar, se avientan los clavados, se les ve nadar en el fondo y sacar algunas especies porque son parte del platillo que cenarán luego de una intensa jornada en la milpa.

Se trata de sitios mágicos que se descubren al caminar en las entrañas de Zozocolco, municipio ubicado en la zona norte del estado de Veracruz. Una región totonaca que se extiende en las montañas.

Pisar estos terrenos también es cansancio, pero en ellos se deja el estrés citadino. Aquí las postales aparecen en cada espacio: en el monte, en las aguas o callejones empedrados de “Los cántaros del sol”.