Sin rumbo fijo

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domingo, 13 de marzo de 2016

El volován, tradición centenaria en Veracruz

Veracruz, Ver.- De jamón con queso, pollo, piña, champiñones, choriqueso, pastor, jaiba o cualquier otro ingrediente; el volován es actualmente una parte fundamental en la dieta del jarocho.

Por esta razón, la tarde de este sábado en el marco del Festival del Volován, cientos de veracruzanos y visitantes se dieron cita en el Zócalo de este municipio para degustar este bocadillo y mantener viva una tradición de más de un siglo en Veracruz.

“Este sabroso bocadillo es tradicional en Veracruz desde hace más de 150 años o aproximadamente; es una pasta de hojaldre que estaba elaborando un pastelero francés que se llamaba Antoine Careme, y hoy día es considerado en grandes libros de repostería”, explicó el historiador y titular del Museo de la Ciudad, Ricardo Cañas.

De acuerdo con él, Careme sacó estos panecillos del horno y los puso a enfriar sobre un mantelito para después rellenarlos; éstos estaban junto a una ventana la cual se abrió de repente y salieron volando. Careme mirando como su obra caía gritó desesperado: “vol au vent”, que en francés significa “voló al viento”, y de esta forma se le comenzó a dar este nombre.

Siendo así, durante la ocupación francesa muchos pasteleros trajeron a Veracruz estos bocadillos, los cuales los jarochos bautizaron como “volován”, por la pronunciación de su nombre en francés.

“El jarocho le pone su toque personal, el ingrediente interno que era francés, le pusimos jamón con queso, atún, frijoles, chorizo, etcétera; ahora ya es una tradición en Veracruz y que mucha gente mantiene a su familia vendiendo volovanes, no hay una sola persona en Veracruz que no haya comido uno”.

Así, todos los días en cada esquina del puerto de Veracruz, los volovaneros con su canasta ofrecen sus productos calientitos y cocinados en sus propias casas. Ser volovanero es un oficio y un arte que diariamente comienza desde muy temprano y que forma parte ya de la picardía jarocha.

“El volovanero tiene que andar caminando, ofreciendo, ser un poco alegre para que pueda vender su mercancía, ser un poco sonriente; un volovanero se puede caracterizar por alegre, romántico, un poco enamorado”, platicó Marco Antonio.

Explicó que se trata de una labor ardua pero muy gratificante; “desde las seis de la mañana hasta que se acabe el día, 10 ó 12 horas, depende como esté la venta. Hay días que vendo 100, 80, 70, 50”.
Por lo tanto, con este festival se busca es mantener y fortalecer la identidad del veracruzano. “El objetivo es identidad, Veracruz no debe de perder identidad; por eso rescatar nuestras tradiciones es preservarla”, finalizó Ricardo Cañas.

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