Veracruz, Ver.-
De jamón con queso, pollo, piña, champiñones, choriqueso, pastor, jaiba o
cualquier otro ingrediente; el volován es actualmente una parte fundamental en
la dieta del jarocho.
Por esta
razón, la tarde de este sábado en el marco del Festival del Volován, cientos de
veracruzanos y visitantes se dieron cita en el Zócalo de este municipio para
degustar este bocadillo y mantener viva una tradición de más de un siglo en
Veracruz.
“Este
sabroso bocadillo es tradicional en Veracruz desde hace más de 150 años o
aproximadamente; es una pasta de hojaldre que estaba elaborando un pastelero
francés que se llamaba Antoine Careme, y hoy día es considerado en grandes
libros de repostería”, explicó el historiador y titular del Museo de la Ciudad,
Ricardo Cañas.
De acuerdo
con él, Careme sacó estos panecillos del horno y los puso a enfriar sobre un
mantelito para después rellenarlos; éstos estaban junto a una ventana la cual
se abrió de repente y salieron volando. Careme mirando como su obra caía gritó
desesperado: “vol au vent”, que en francés significa “voló al viento”, y de
esta forma se le comenzó a dar este nombre.
Siendo así,
durante la ocupación francesa muchos pasteleros trajeron a Veracruz estos
bocadillos, los cuales los jarochos bautizaron como “volován”, por la
pronunciación de su nombre en francés.
“El jarocho
le pone su toque personal, el ingrediente interno que era francés, le pusimos
jamón con queso, atún, frijoles, chorizo, etcétera; ahora ya es una tradición
en Veracruz y que mucha gente mantiene a su familia vendiendo volovanes, no hay
una sola persona en Veracruz que no haya comido uno”.
Así, todos
los días en cada esquina del puerto de Veracruz, los volovaneros con su canasta
ofrecen sus productos calientitos y cocinados en sus propias casas. Ser volovanero
es un oficio y un arte que diariamente comienza desde muy temprano y que forma
parte ya de la picardía jarocha.
“El
volovanero tiene que andar caminando, ofreciendo, ser un poco alegre para que
pueda vender su mercancía, ser un poco sonriente; un volovanero se puede
caracterizar por alegre, romántico, un poco enamorado”, platicó Marco Antonio.
Explicó que
se trata de una labor ardua pero muy gratificante; “desde las seis de la mañana
hasta que se acabe el día, 10 ó 12 horas, depende como esté la venta. Hay días
que vendo 100, 80, 70, 50”.
Por lo
tanto, con este festival se busca es mantener y fortalecer la identidad del
veracruzano. “El objetivo es identidad, Veracruz no debe de perder identidad;
por eso rescatar nuestras tradiciones es preservarla”, finalizó Ricardo Cañas.
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