Sin rumbo fijo

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jueves, 5 de noviembre de 2015

Globos en Zozocolco, Pueblo Mágico

Francisco De Luna

Zozocolco, Ver.- Allá donde laten los tres corazones, el viento juega con los colores que pintan el cielo. Se trata de unos gigantes de papel que tanto lugareños como visitantes miran desde abajo.

La mayoría está reunida en ese gran monumento de piedra que data del año 1600 en honor al santo patrón “San Miguel Arcángel”.

Si usted ha visto o ha escuchado  esto, sabe de lo que estamos hablando, pues se trata de Zozocolco de Hidalgo, el recién nombrado “Pueblo Mágico” enclavado en un ramal de la Sierra Madre Oriental.

Cuando decimos que son los tres corazones, nos referimos al significado de la lengua indígena Tutunaku, (totonaco), en la región indígena ubicada en la zona norte del estado de Veracruz.

En Zozocolco el cielo se ve engalanado por múltiples colores y formas extrañas de los globos que se mecen en el aire, juguetean, caen o desaparecen a lo lejos entre nubes y montañas.

En este pueblo algunas familias desde una semana antes de la fiesta de Todos Santos (1 y 2 de noviembre) comienzan a elaborar pequeños globos de cantoya, mismos que son elevados y que los niños y jóvenes persiguen entre calles, montes, arroyos y potreros.
En estas fechas se elevan globos de papel de china de diferentes formas y colores que van desde cuatro hasta 5 mil pliegos para guiar a los muertos en su camino hacia el mundo de los vivos que de acuerdo con las creencias milenarias regresan cada año.
Para elaborar el globo y unir los pliegos de papel se requiere de engrudo,  además de materiales como alambre o carrizo para dar forma a la boquilla que es donde se coloca la mecha elaborada trapo remojado en petróleo, que  al quemarse genera aire caliente, el cual hace que el artefacto se eleve.

Algunas personas durante la elaboración de las mechas le rocían de cera lo que genera que la mecha no se consuma rápidamente logrando que los globos tengan mayor elevación.

No hay una medida precisa de la elevación de los globos, se calcula que algunos logran alcanzar más de 400 metros de altitud, describe el libro sobre esta tradición cultural, elaborado por el profesor y ex alcalde, Loth Segura Juárez.

La elevación de los gigantes de papel, también le acompañan los huapangos, música autóctona, venta de comida regional como tamales envueltos en hojas de plátano o totomoxtle (hoja de maíz).

Salsas picosas que pueden contrarrestarse con atoles de naranja, capulín, de maíz tostado el extraño llamado “atole agrio” que es un deleite entre las bebidas de los totonacos.

Y entre los atractivos naturales, están las pozas y cascadas como Los Cajetes, Poza del Diablo, Poza la Junta, El Callejón, El Caliche, El Salto, Cascada Cerro Alto, río Tecuantepec y el Tehuancate.

Entonces, esta descripción podría quedarse corta, pero no así la imaginación en Zozocolco, Lugar de los Cántaros del Sol.


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