Por Francisco De Luna
Y las calles empedradas y tejado rojo dan la bienvenida al paseante. La aventura comienza desde cualquier sitio.Ya sea desde la catedral de San Francisco de Asís, la cual fue construida desde principios del siglo XVII. Elevada a base de piedra se muestra imponente ante el resto de las construcciones. El repicar de sus campanas invitan a lugareños y visitantes para admirar el interior del templo donde los grupos de danzantes zapatean al ritmo de los sones para venerar al santo patrono.
Magia es ver dormir al sol. Es oír el agua correr. Es ser alcanzado por una nube. Magia es ver a un hombre volar. Magia es Cuetzalan. De esta forma es como promocionan algunos portales de Internet a este municipio catalogado como “Pueblo Mágico” desde el año 2002.
Se encuentra a 182 kilómetros de la capital poblana, con una altura de más de mil metros sobre el nivel del mar, ubicada en la parte alta de la Sierra Norte de Puebla, su clima es tropical húmedo, posee una vegetación típica de bosque de neblina que se extiende a las tierras montañosas de Veracruz.
Una construcción peculiar es el Santuario de Guadalupe, de estilo. Se le conoce como iglesia de los “Jarritos”, pues su torre está decorada con pequeños jarros de barro, en el interior del cementerio municipal, que le da un aspecto “tétrico”, sin embargo es de lo más representativo del Pueblo Mágico.
El municipio ofrece diversidad, pues se puede admirar la vestimenta regional de su gente, de puestos que comercializan artesanías. Los establecimientos de comida típica que despiden sus aromas que invitan a saciar el hambre o los antojos.
La carretera que se recorre para visitar Cuetzalan invita a pararse de vez en cuando para admirar sus paisajes. Cerca de este poblado se encuentran cascadas y lagos, cuyas aguas transparentes incitan a nadar y explorar cavernas.
Las aguas que recorren el territorio de Cuetzalan caen a profundidades que van formando cascadas y pozas como las que se localizan en San Andrés Tzicuilan, con nombres como Las Hamacas, Atapatahua y Las Brisas, entre otras.
En el atrio de la Iglesia de San Francisco de Asís, se eleva el mástil de los Voladores del que descienden los llamados hombres pájaro, especialmente durante las fiestas patronales celebradas los primeros siete días de octubre, como la Feria Nacional del Huipil, cuyo objetivo es rescatar las raíces indígenas.
Asentada sobre una ladera, se erige una ciudad prehispánica conocida como Yohualichan cuyo significado es “Casa de la noche”. Se localiza a 7 kilómetros es similar a El Tajín de Veracruz, construida por las culturas totonaca y otomí.
La herencia de ricas culturas indígenas combinadas con los antepasados españoles que llegaron a la zona, le dan ese toque y carácter especial a toda este región y que desde luego no sólo se manifiesta en sus construcciones sino además en sus sabores y la espesura de su vegetación que es meneada por los vientos y que en los atardeceres es cubierta por neblina.
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