texto Pablo Iñigo Argüelles/losperiodistas.com
En las entrañas de Guanajuato, ahí entre sus laberínticos callejones, hay un café llamado “La Vida Sin Ti”, en donde entre otras cosas y demás bebidas, usted puede pedir el famoso “Té de Querer”. Dicho lugar no le ofrece una experiencia mágica ni una atmósfera de envidiar, sólo es un lugar pequeño de luz tenue en donde usted puede sentarse a platicar y tomar un café con quien lo ignora, con quien lo ama, con quien juega con su corazón, con quién le aceptó la invitación por lástima, o con quien verdaderamente “la cosa” vaya en serio.
Uno podría ir a cualquier lugar, incluso al poético -y suspendido en el aire- “Santo Café”, lugar de tremenda tradición guanajuatense, pero para una experiencia más emocionante y completa, se recomienda siempre ir al lugar ya mencionado, ya que el nombre -teniendo el peso lírico que tiene- lo ayudará a hacerse a la idea de que después de pagar la cuenta y salir por la puerta de dicho lugar, la vida será sin ella, la vida continuará sin ella, el tiempo transcurrirá sin ella… usted existirá sin ella. No podrá decir entonces que el nombre del lugar no se lo advirtió.
No se ponga así. El nombre del lugar hace que la experiencia no sea tan amarga y abrumadora al final de todo, ya que habrá sido pintado quizá por algún rotulador local sobre esa pared de ladrillo cubierta de yeso años antes. Éste nombre le asegurará que dicho aviso –el de “La vida sin ti”- ya estaba escrito sobre piedra mucho antes incluso de que usted la conociera, mucho antes ya de que usted le hiciera la atenta invitación; mucho antes de que usted terminara lamentando su rechazo con lágrimas en el mirador del Pípila, consolando su alma con esa ciudad de maqueta perfectamente hecha y postrada ante sus ojos.
Supongamos que el caso anterior no es una situación con la que usted, querido lector, se sienta identificado. Pues afortunado es usted.
Digamos que su café, su cita, su encuentro en “La vida sin ti”, fue exitoso y cumplió con su principal propósito de conquista, de plática, de uno que otro inocente beso con sabor a malteada.
En ese caso me alegraré mucho de usted, porque quiere decir que puede ignorar por completo el nombre del lugar y estar tranquilo de que entonces, dicha advertencia escrita sobre piedra, aplicará para algún enamorado más sin suerte y con experiencia un tanto acéfala.
Si usted sale airoso de “La vida sin ti”, querrá entonces decir que tanto usted, como su invitada, gozaron plenamente del “Té de Querer” ya antes recomendado, de un “Café con Polainas (o sin ellas)”, o también de algunos de sus exquisitos postres como lo son “Los cariños de frambuesa rellenos de dulce de leche” o sus ya reconocidos “Besos de queso y ate”, los cuales generan al primer bocado, un especial escalofrío que sube desde el cuello a la mandíbula debido al contraste ácido y suave de sus dos principales ingredientes.
Si usted sale triunfante de “La Vida Sin Ti”, entonces podrá dar un paseo por los callejones de nombres curiosos tomado de la mano de su recién conquistada dulcinea. Podrá caminar mientras ríe y después hacer una pausa para reír todavía más gracias al Mimo frente al Teatro Juárez, o adelantarse a la escalinata de la Universidad y ahí verse a los ojos mutuamente y sonreír por cómplices.
Ya si usted desea ir más allá, podrá dirigirse hacia el afamado Callejón del Beso para cumplir con la conocida tradición de leyenda que acompaña la historia de ese estrecho pasaje. Puede hacerlo, sin embargo no se recomienda.
El Callejón del Beso está abarrotado de gente curiosa a todas horas del día y la noche. Si prefiere que su experiencia sea mejor, se sugieren los callejones adyacentes.
Pero veamos, por otra parte si usted salió derrotado y cabizbajo de “La Vida Sin Ti”, no se preocupe, usted todavía puede hacer el mismo paseo, sin dulcinea recién conquistada, por supuesto. Entonces con cada paso que usted de a través de los enredados callejones y túneles guanajuatenses, puede usted pensar en que la vida, al igual que Guanajuato, está llena de callejones y pasadizos que no nos pertenecen; que Guanajuato al igual que la vida, está llena de mundos de los que un día somos parte y de los que al otro, somos unos completos extraños. Con cada paso que de, recuerde que esa es nuestra inevitable condición humana.
“La Vida sin Ti” podría parecer un lugar oscuro y triste a primera vista, incluso decadente y caduco. Sin embargo, “La Vida Sin Ti” es un lugar más placentero de lo que usted algún día pudo imaginar. Vamos, el café es amargo, sí… pero ¿quién no se acostumbra?
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