Coatzintla, Ver.-Cuando el reloj marca las 12 del día truenan los “cuetazos” y es momento de iniciar la “Carrera de Judas”. Los “pecadores” ya están listos para pagar esas culpas acumuladas durante el año.
Así es como se lleva a cabo la celebración en el
municipio de Coatzintla donde desde hace 162 años los lugareños conmemoran el
“Sábado de Gloria”.
Se ha convertido en la fiesta más tradicional de la
región del Totonacapan, ubicada en la zona norte del estado de Veracruz.
Se trata de la representación de la locura de Judas.
“Pasa que él traicionó a Jesús, entonces se vuelve loco y corre por el pueblo
con chichicaxtle en mano y los judíos lo persiguen” relata de manera breve,
Julio César uno de los participantes del evento.
La carrera tiene duración de dos horas. En ese
lapso, la gente corre –se arma prácticamente una estampida- porque nadie quiere
ser alcanzado y rameado por judas que en sus manos sostiene dos rollos de
chichicaxtle, una planta que al contacto con la piel causa comezón y por lo
tanto irritación.
Jonny Alarcón, uno de los jóvenes que participa cada
año, cuenta que es casi prohibido dar la espalda porque entonces los judíos
atacan, dan los planazos con los machetes.
Pero aquí la tradición es ir a pagar por los pecados
dice Armando Cabrera Almora, quien a las 12:30 ya tenía la espalda con más de
siete planazos que le abrieron la piel y esta comenzaba a sangrar.
VIDEO DE LA CARRERA DE JUDAS
VIDEO DE LA CARRERA DE JUDAS
“La gente está muy allegada a esta tradición.
Pagamos nuestros pecados, aunque otros dejan golpearse por sentir la
adrenalina, pero más por religión católica”, refiere mientras voltea hacia
donde está la persecución de Judas.
Las calles Bravo, Hidalgo, Juárez y Berriozabal son
los escenarios principales para que Judas y los judíos corran este primer
cuadro del centro del municipio de Coatzintla.
Los hombres se quitan las playeras para sentir los
dolores que provocan los golpes con los machetes, así como los ardores del
chichicaxtle. Los turistas se sorprenden de esta tradición, piden planazos y la
rameada.
La plaza central y el Palacio Municipal se llena de
ciudadanos, quien al notar la presencia de los judíos corren, tratan de
protegerse y gritan cuando ven cerca la cara de Judas enloquecido porque este
es capaz de castigar, tal y como lo hacen con los machetes que en señal de reto
son arrastrados por el piso.
Aquí, ardor, comezón y sangre se convierten en el
evento más significativo para el pueblo totonaco durante Semana Santa.
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