Chignahuapan
produce decenas de millones de esferas navideñas cada año. Más de 200 fábricas
y talleres alimentan a este pueblo, que contagia el colorido de las esferas y
otros adornos festivos a sus fachadas. Un paseo por este Pueblo Mágico es un
encuentro con el color, con los contrastes, con la alegría.
Comienza el
paseo en la Plaza de la Constitución, en cuyo jardín encontrarás la primera de
las muchas manifestaciones de este colorido: el curioso Quiosco de estilo mudéjar que brilla al sol en
azules, rojos y ocres. Frente a este, la también peculiarParroquia de Santiago Apóstol (siglo
XVI), con una portada barroca de clara manufactura indígena que te sorprenderá.
El artista dibujó ángeles de rasgos indios, rodeados de frutos tropicales, con
un indudable sentido de la ironía.
Paseamos
ahora tres cuadras por calles laterales, entre casas de madera pintadas de mil
colores, hasta la Basílica de la Inmaculada
Concepción. Este templo contiene en su interior la mayor escultura de la
Virgen de toda iglesia de América. Con una altura superior a los 12 m, la
imagen resulta ciertamente impactante.
Las
principales calles comerciales de Chignahuapan están dedicadas a la venta de
esferas y otros ornamentos de Navidad, la principal industria local. Aprovecha
para comprar todo lo que necesitas para decorar tu casa.
Si te
apetece escapar del bullicio, dirígete a la Laguna Almoloya, a escasas cuadras
del centro. Un lugar perfecto para pasear, descansar, e incluso probar suerte
con la pesca.
chignahuapan pueblo magico
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