Texto: Francisco De Luna/Fotos: Jessica García
Y las calles empedradas y tejado rojo dan la bienvenida al paseante. La aventura comienza desde cualquier sitio.Ya sea desde la catedral de San Francisco de Asís, la cual fue construida desde principios del siglo XVII. Elevada a base de piedra se muestra imponente ante el resto de las construcciones. El repicar de sus campanas invitan a lugareños y visitantes para admirar el interior del templo donde los grupos de danzantes zapatean al ritmo de los sones para venerar al santo patrono.
Magia es ver dormir
al sol. Es oír el agua correr. Es ser alcanzado por una nube. Magia es ver a un
hombre volar. Magia es Cuetzalan. De esta forma es como promocionan algunos
portales de Internet a este municipio catalogado como “Pueblo Mágico” desde el
año 2002.
Una construcción
peculiar es el Santuario de Guadalupe. Se le conoce como iglesia de
los “Jarritos”, pues su torre está decorada con pequeños jarros de barro, en el
interior del cementerio municipal, que le da un aspecto “tétrico”, sin embargo
es de lo más representativo del Pueblo Mágico.
El municipio ofrece
diversidad, pues se puede admirar la vestimenta regional de su gente, de puestos
que comercializan artesanías. Los establecimientos de comida típica que
despiden sus aromas que invitan a saciar el hambre o los antojos.
Las aguas que
recorren el territorio de Cuetzalan caen a profundidades que van formando
cascadas y pozas como las que se localizan en San Andrés Tzicuilan, con nombres
como Las Hamacas, Atapatahua y Las Brisas, entre otras.
Asentada
sobre una ladera, se erige una ciudad prehispánica conocida como Yohualichan
cuyo significado es “Casa de la noche”. Se localiza a 7
kilómetros
es similar a El Tajín de Veracruz, construida por las culturas totonaca y
otomí.
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